jueves, agosto 28, 2008

NASA (VI): Centro Apollo-Saturno V

Aquí pudimos pasear bajo un cohete lunar americano, el SATURNO V de 363 pies, sólo mirar las turberas ya nos hacía abrir la boca…

Íbamos correteando de un sitio a otro, no queríamos perdernos nada, los motores, el módulo lunar, el de servicio, el vehículo lunar, el traje espacial, los fragmentos lunares, … todo, queríamos verlo todo. Estuvimos jugando con unas reproducciones de las Mars Rovers (Spirit y Opportunity), era como si investigáramos el suelo de Marte y me volví a acordar de mis publicaciones de hace unos años…




Pero sin duda, de lo que guardaré el mejor recuerdo, es de la reproducción del lanzamiento del APOLO 11 comandado por Neil Armstrong, cuyas palabras consiguieron erizarme el pelo y que se me saltaran las lágrimas, con su descripción del primer alunizaje.
Que ajeno estaba entonces el astronauta a todo lo que se hablaría posteriormente sobre la veracidad de este acontecimiento…

Nos encontrábamos en la sala de control de aquel lanzamiento, en el lugar donde se colocaron las autoridades invitadas para presenciar en directo cómo despegaba el APOLLO 11 con dirección a la Luna.
Simularon el control del lanzamiento con pantallas, ordenadores, teléfonos, imágenes,… tal y como se hace en un despegue, escuchando y viendo las grabaciones que se hicieron en aquel momento.

El efecto es sorprendente, consiguieron que nos sintiéramos presentes en el lanzamiento del APOLLO 11. La angustia de la cuenta atrás, la salida de la atmósfera terrestre, la separación de los módulos, etc… y también, la alegría del equipo cuando se dice “lanzamiento exitoso”.
Vivimos la angustia de los controladores cuando se perdió la conexión con Neil Armstrong minutos antes de aterrizar en la Luna. Esos minutos durante los que dicen que se produjo una comunicación extraterrestre, aunque la NASA nunca lo haya corroborado.
Y vivimos la alegría máxima generalizada con los primeros pasos por la superficie lunar y la emoción intensa contagiada por un Armstrong tan emocionado que casi no podía hablar, pues lloraba describiendo al mundo entero, que en aquel momento estaba pendiente sólo de él, sobre lo que sentía en ese instante. Era el inicio de la Era Espacial.

Hoy esa sala ya no se usa, pero la han mantenido intacta, incluso están colgadas en los respaldos de las sillas las chaquetas de algunos astronautas.



(Continuará…)


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