Hay personas que por un motivo u otro, ocupan un lugar que no les corresponde.
Tal vez sea porque alguien los puso en un sitio que no es el suyo, o porque alguien, se colocó en el lugar de otra persona deliberadamente o como consecuencia de las circunstancias.
A lo largo de la vida, encontramos desubicados en la vida laboral y en la personal, por decisión propia o por decisión de los demás.
Lo cierto es que esta situación no sólo afecta al desubicado en sí, sino que afecta también al que verdaderamente le corresponde el lugar.
Es fácil fingir que no afecta la situación, sobre todo para el desubicado beneficiado, pero a la larga es el que lleva las de perder, porque los daños causados siempre serán irreparables.
En definitiva, cada cual en su sitio, y cada cual defendiendo su situación.
Es penoso ocupar un lugar que no te corresponde, sobre todo si sabes que se hace daño a los demás, pero más pena da el que provoca tal circunstancia y más aún, si conoce las posibles consecuencias.
