domingo, febrero 10, 2008

10 de Febrero



Es curioso, como he podido vivir con el recuerdo de unos versos, que un compañero de clase escribió en su día para mí, la empollona de la clase, aquel patito feo que creía que ningún chico miraba.
Sin embargo, uno de aquellos chicos dejó un poema sobre mi pupitre. Unos versos asimétricos, cuyos dos últimos he recordado siempre:

“… y ese día, tu serás una señora,
respetable, amiga mía.”

De aquel chico sólo recuerdo, que se llamaba Manuel y que me hizo uno de los mejores regalos que me han hecho en mi vida.

Es posible que estos días, Víctor sin saberlo, me esté haciendo recordar aquel tiempo. A los 15 años, la vida puede no hacernos del todo feliz, pero algunos actos, pueden hacernos felices siempre.
Quizás sea ese el motivo por el que precisamente hoy, haya sentido la necesidad de rendirle (en cierto modo) un pequeño homenaje a Manuel.

Gracias Manuel, aunque no haya vuelto a saber de ti.